A CUMANÁ EN LOS 500 AÑOS DE SU FUNDACIÓN

Abstract

Hablar bien de un amigo que se quiere es tarea fácil, la cosa se complica cuando tienes que hacerlo sobre su obra fotográfca siendo el caso que es nuestro mismo campo de trabajo y algunos fotógrafos entre los que me cuento, tienen cierta reticencia a hablar sobre la fotografía -propia o ajena- puesto que no somos críticos en la materia sino realizadores de la misma. La obra fotográfca de Luis Gerardo González Bruzual no puede ser valorada por el contenido de una sola publicación, pues la suya integra un “corpus” que trasciende la fotografía misma para adentrarse en el campo de la investigación periodística e histórica de su entorno inmediato, que es la ciudad de Cumaná y la investigación y observación científcas. Heredero de un importante archivo de negativos realizados por su padre, Luis Gerardo heredó también el gusto por la fotografía y desde muy joven se aventuró en el apasionante mundo del reporterismo gráfco, teniendo la suerte de trabajar para varios periódicos de la región oriental y durante casi 17 años como corresponsal gráfco del Diario El Universal en su natal Cumaná, lo cual representó para él la más enriquecedora de las experiencias y la más aleccionadora de las escuelas; hoy día es Luis Gerardo uno de los raros especímenes en extinción en dominar los más variados foto procesos de laboratorio en blanco y negro, que como sabemos quienes le seguimos en las redes sociales, es el campo de la fotografía que más valora y en el que se siente más cómodo e identifcado. Es justamente ese archivo la base para la realización de una de las investigaciones de Luis Gerardo por las cuales los cumaneses estamos en deuda con él y es la relativa a la Memoria Fotográfca de la Ciudad de Cumaná, aunque él diga con su acostumbrada modestia y bonhomía que “la memoria fotográfca de la ciudad la hacemos todos”. González Bruzual tiene el mérito y el valor del fotógrafo emprendedor de proyectos de largo aliento, como el representado por su publicación anual del Calendario de Aves de Venezuela, el cual ha alcanzado este 2015 su octava edición consecutiva, regalándonos en cada aparición un compendio de belleza y de información invaluables para los amantes de la fauna, de la naturaleza y de nuestro suelo. En la presente publicación nos ofrece el autor un conjunto de imágenes que se resiste a la clasifcación, pues queda claro que el de Luis Gerardo es un ejercicio del regocijo y del quehacer fotográfco placentero, de un autor que fotografía lo que le gusta y de un trabajo del cual emana un aroma de libertad y a ratos de ingenuidad, pues la de Luis Gerardo es una fotografía exenta de artifcios y complicaciones: muy por el contrario su lenguaje es directo y simple con lo cual nos regala un discurso comprensible a primera lectura, lo cual bien visto, es un logro poco habitual en el lenguaje comunicacional de nuestros días. Por supuesto que detrás de estas imágenes que fueron realizadas en su mayoría respondiendo a pautas periodísticas, está la línea editorial que contribuye a la diversidad de temas tan disímiles entre ellas, pero como ya he dicho, por encima de eso se respira en estas fotografías el talante de autonomía que se permitió su creador a la hora de realizarlas. Para Luis Gerardo cualquier tema es un pretexto válido para ejercer su manera de ver la fotografía; paisajes, personajes autóctonos, artistas de renombre o humildes artesanos, fotos editoriales de primera página, rostros de crudas facciones curtidas por el sol y el salitre, estampas cotidianas o el mundo de sus afectos más cercanos, como la recurrente imagen de la iglesia Santa Inés de Cumaná que hace esquina con la antigua casa de sus abuelos, presente a lo largo de su obra en diferentes ángulos, a diferentes horas con distintas iluminaciones.